domingo, noviembre 25

Para no olvidar

"But you see,
The winner takes it all..."
ABBA

"Pero ya ves,
El ganador se queda con todo..."
ABBA





Me lo dijo un amigo de allende estos lares, un amigo de otro tiempo, de días que se batieron en retirada, en una mañana de sol y frío, y no le creí:

-Tú algún día publicarás un blog.

Hoy día, luego de crear uno y mientras escribo la primera entrada, he pensado en él. He ido chapaleando en los recuerdos de entonces, especialmente en todo aquello que me empujaba a no creerle, a desconfiar de lo que se me dijo.


La primera razón, muy poderosa, era mi miedo -por desconocido- hacia Internet. Internet ha sido mal explicado a la gente, cuando no directamente ignorado: nadie nos habló de wikipedia hasta que no la descubrimos en una tarde de tedio. Las cosas van cambiando: hoy día el acceso a la banda ancha es una variable más para medir el bienestar de un país. Relacionar Internet con bienestar es un paso. Pero insisto en el miedo y desconfianza que Internet despertaba en mi: siempre se oían historias de gente arruinada por haber comprado los billetes de easy jet sentada delante de un ordenador; y así ese miedo era grande cuando comprabas por vez primera unos billetes de las compañías baratas: no tenían agencias, y sólo lanzándote al vacío conseguías la ganga.


Vencido el temor y gangas al margen, creo que Internet entrará a formar parte de los manuales de historia, no muy lejos de la página en la que hoy se explica la llegada de la imprenta y sus consecuencias. Los indicios apuntan claro: todo régimen no democrático intenta controlar el acceso a los contenidos de la red de sus ciudadanos. La imprenta también tuvo sus enemigos, hasta que se vieron desbordados.


Hay otra razón para haber creado este blog, una razón de presente y por tanto circunstancial: estando aquí (vivo y trabajo en Lima) he de contar las cosas que nos pasan optimizando el tiempo. Hay gente esperando saber lo que me pasa aquí y el tiempo para contar está limitado. Los límites: se ha de dividir las 24 horas de una jornada entre el trabajo y el descanso; después vendrá el blog: tampoco aspiro a grandes cosas, y mejor dejar de lado los aspavientos.
Y aun respecto a las noticias y su manera de arribar hasta las personas: uno aprecia mucho más el que le lleguen directamente, sin intermediarios: es mucho más agradable comprobar que Fulano, que anda por ahí, se acordó de uno y le envió unas líneas, y no que Mengano te diga que Fulano, que anda por allá, te da recuerdos. El blog elimina intermediarios
Pero hay algo más. Ultimamente he observado esto: cuando me siento a escribir algo a alguno, primero viene lo que he de contar y cuento y luego me pregunto a quién se lo envío. Por ende me ha pasado varias veces el escribir un correo de buena o mala calidad y al no encontrar destinatario nunca ha sido enviado: aun habiendo escrito obviedades uno tiene la impresión de haber desperdiciado el tiempo. Un blog, reflexiono, me ahorrará tiempo.


Aquí acaban las razones. La superación de una y la aparición de otra: he creado este blog. Lo demás se irá viendo con las entradas, de mayor o menor calidad.


Y los días van pasando: espero que estéis bien.

3 comentarios:

amaranta dijo...

Me alegro muchísimo de que te hayas decidido a compartir.

Mapi dijo...

Pues si, los dias van pasando y ya queda menos para que nos veamos en Colombia esta Navidad!
En casa Pamies hay mucha organizacion estas Navidades para el tema de regalos, sobre todo para poder hacerlos llegar a ti y a Camille, y es que como dice Paloma, el tio Txabi esta muy lejos,tan lejos como en America del Sur...
Muy buena idea la de este blog y si algun dia escribes uno de esos mails que no sabes a quien enviar enviamelo a mi que siempre me hace ilsuion recibir noticias tuyas.
En una de estas que cuelgues fotos pon una tuya...

Cuidate y nos vemos prontito!

Un beso a los dos

Mapi

Anónimo dijo...

Un verso de Luis Cernuda dice: “Creo en mí porque algún día seré todas las cosas que amo”

Escribir también es creer en uno mismo, para poder creer en tantas cosas, y descubrir tantas cosas, que están ahí, aunque no se vean. Cosas buenas, o bellas, o simplemente ciertas.

Hay que creer en uno mismo, y así en los otros, para que la oscuridad se encienda.