domingo, julio 13

el lugar de un hombre



Hagamos un poco de memoria...

Yo tenía un conocido, hace algún tiempo, que solía decirnos (él hablaba así, de manera un tanto genérica o argentina: disertaba un poco para su público y un mucho para sí mismo: era de esta gente que habla escuchándose) que el mayor crimen -crimen nuclear, decía- que sufren los hombres era el paso del tiempo, y que hasta aquel entonces nadie había hecho gran cosa al respecto. Habiendo fracasado en sus estudios de medicina (siendo él de una de estas familias de médicos tan locales) clamaba por la pasividad de los doctores e investigadores galenos, y algo menos por la indiferencia del resto de ciencias.
Uno de sus pacientes oidores le solía mentar, a media voz y desde el fondo de donde nos encontrásemos, los antibióticos (¿y los antibióticos? ¡con los antibióticos de nuestro lado estamos ganando esa guerra!); y entonces este conocido lo miraba con unos ojos achinados, vivísimos, que recorrían el cuerpo de arriba abajo y respondía:
-Yo le hablo de la vida que pasa, ¡y este me sale con matar bacterias!
Nos decía todo esto, y muchas otras cosas, con una afectación que no le ayudaba nada a la hora de hacer llegar el mensaje, siempre con floripondios y usando un minuto para lo que se puede decir en medio; y por estas cosas yo desconfiaba.
Luego, algunos años después (no tantos) he ido llegando hasta aquí, cuando empiezo a entender a este conocido del que hablo, aun sin haber terminado de aceptar sus formas ni filigranas.
La mayor creación del paso del tiempo, me digo, es la memoria, y con ella los problemas morales que provee.
La presencia del pasado ha ido adoptando -de la forma más inopinada que el lector imagine- unas dimensiones formidables, desaforadas, vastísimas. Durante este proceso las personas que pasaron, los paisajes que desfilaron, los detalles a los que se prestó algo de atención, algún olor que llegó de manera vaga o intensa, las caras a las que atendimos: la percepción de lo que se vivió es cambiante, siempre desorientadora, imposible de abarcar o definir. Así, la presencia turbadora -demencial- de la memoria ha ido dejando un trazo grueso que por ahora no adopta ni una forma ni la otra; que únicamente traería alguna pregunta de índole moral, a las cuales no aporta ni una respuesta ni media.

Ciertamente, a mi lo que me preocupa desde hace algún tiempo es el paso de los días, meses o años y su acumulación de recuerdos, tan vivos que a veces uno no sabe cómo hacer que dejen de seguirle, es decir, a veces hasta duelen.
En este sentido, yo, que hasta tengo un blog, le puse la frase de bienvenida que cuelga un poco más arriba: y los días iban pasando, algo que no advertí en su momento y que ahora tiende a encajar.
¿Qué más queda? Escribir por tanto en un blog cosas como ésta es una opción. Pero, como ya habrá intuido el lector a estas alturas, son opciones perfectamente estériles, por supuesto. Me confirmaron hace poco, hace no mucho: "no hay nada tan disciplinado como el tiempo": ante semejante rigor es mejor ir dejándolo.
Sí, se trata de un asunto serio, difícil de lidiar: me siento totalmente incapaz de aportar algo -algo más o algo más serio- a una cuestión tan sensacional.


Me vino todo esto hoy, mientras de nuevo hacía algún ejercicio de memoria...


Y los días van pasando: espero que estéis bien.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

J.P.:
Ayer me harté de reir y disfrutar al leer "la vida exagerada de Martín Romaña", y aunque no transcurre en Perú, sí es de escritor peruano y en cierta medida sudamericanista.
Y me acordé de tí.
Espero que estés bien.
un abrazo
de tu amigo,
Luis Espinosa Goded

javier p. dijo...

Espero que nos veamos pronto, ya sea por el lado de aquí o por el lado de allá.

Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

J.P.:
Pues llevo una semana "peruanista" lo que significa acordarme de tí.
He leído un artículo sobre el crecimiento económico del Perú, el liberalismo de García (impecable sobre el papel por lo que le he leído en un artículo de "el comercio" de 2007) y la situación social.
Luego me he metido en El comercio en edición digital, y casi me dan ganas de llorar por el nivel mínimo de la calidad y relevancia de las noticias.
Pues sé que a tí también te interesa, ¿podrías hacer un brevísimo análisis de la situación económico-política-social en el Perú?, ¿explicar cómo con datos macroeconómicos muy positivos la polularidad del presidente parece ser tan sólo del 26%?, ¿cómo hay tal diferencia entre Lima y el resto del país en las valoraciones?, y otras muchas cuestiones que a ambos nos interesan.
Recibe un fuerte abrazo,
Luis Espinosa Goded

javier p. dijo...

¡ah! ¡bienvenido al Perú! ¡este país es pura novela!
pero sobre todo esto te escribiré un correo a tu bandeja.

antes que "el comercio" te recomiendo "caretas"; sobre todo en cuanto a ediciones digitales se refiere.
un abrazo